Recuperar textos que alguna vez explicaron o adelantaron lo que sería la realidad, que pusieron en juego nuevas concepciones que hoy son moneda corriente. Fragmentos de revistas, libros, notas sueltas, videos. Todo el material aquí contenido es solo para compartir lecturas. No se saca ningún provecho económico.

martes, 9 de julio de 2013

Leer historia,leer presente

El tema hoy no es poner en duda la historia conocida sino observar cómo en manuales de escuela primaria o secundaria se la mostraba contradictoriamente.
La historia, como toda narración humana, tiene una posición del narrador. En lugar de las claras posiciones narrativas literarias, las históricas encierran oscuras intenciones ideológicas que cuentan al lector un recorte que ratifica un relato en contra de otro. Se para desde un lado, y desde allí hace notar el “nosotros”, el “ellos”, lo existente y lo ausente.
Más allá de lo controversial de los temas, lo dicho asume el grado de obviedad ya que todos sabemos que lo que se dice, cómo se dice y a quién se dice nunca puede explicitarse desde otro lado que no sea el subjetivo. Cuando un niño que rompió un vaso de un pelotazo dice a su padre “se rompió un vaso” ya sabe, aunque no lo pueda identificar, que está hablando desde una “objetividad subjetiva”. Es verdad que el vaso se rompió, pero faltó contar algo.
Esperamos desde aquí  que los desmesurados esfuerzos que se hacen para tratar de convencer de la objetividad y la independencia ideológica algún día caigan al vacío y que cada uno se posicione desde el lado que se le antoje pero diciendo cuál es realmente ese lado.


“Para muestra basta un botón” dice de boca en boca el pasado en voces. Aunque no estamos muy de acuerdo, lo tomamos y vamos con la idea adelante.


Ésta es una nota que tendrá tres partes. Para empezar vamos a ir al más alejado en el tiempo: la manera de contar la llegada de los españoles y la conquista de América.
Comenzamos con un texto de J. C. Astolfi, A. E. J. Fesquet y J Passadori, publicado en 1949 en la serie “Conocimientos Básicos” para cuarto grado “España civilizadora” avisa su título. El primer punto se denomina “La epopeya de la conquista” En el subtítulo “Los reyes católicos” dice:
“España había sido invadida por los moros, secuaces de Mahoma, fundador de una nueva religión. Durante más de siete siglos (de 718 a 1492), los españoles combatieron sin descanso contra los intrusos, a los que fueron desalojando, paso a paso, hasta expulsarlos totalmente.
En esa larga lucha los alentó, la fe católica, hostilizada por los invasores, y el amor al suelo nativo, sometido al extranjero.”


La palabra “secuaces”, que en el diccionario de la RAE, luego de la definición, trae el inciso que dice “Usado más en sentido peyorativo” posiciona a los autores del lado español. También la palabra “intrusos” hace más cristalina la posición. Hasta que finaliza enalteciendo la acción con el abono de su fe y amor al suelo nativo.
Más adelante, y luego de describir las vicisitudes de marino genovés, escriben:


“El 12 de octubre siguiente, la flotilla fondeó en una pequeña isla llamada Guanahaní por los indígenas. ¡América estaba descubierta! La fe de Colón había triunfado de todos los obstáculos; ninguna empresa puede, en efecto, llevarse a buen término si no se cree firmemente en ella, y no se le consagra todas las energías, hasta el sacrificio si es necesario.”


Aquí hay dos posicionamientos claros, uno de tipo histórico ‘¡América estaba descubierta!’ con signos de exclamación, de festejo podría decirse; el otro encierra una especie de moraleja literaria (bastante actual en algunos autores) que no consagra ningún contenido histórico.
Ignoramos si los “secuaces de Mahoma” se toparon con España de casualidad mientras iban buscando nuevas rutas comerciales o si fue intencional pero no hace al tema de este escrito. Contado el segundo párrafo de la cita desde otro lado de la subjetividad, y teniendo en cuenta setecientos años de ocupación mora en España, ¿se podría decir que el 12 de octubre llegaron a este continente sin nombre “los secuaces del catolicismo”? ¿Sería propio decir que la lucha de los querandíes contra Mendoza era fruto de la hostilización de los invasores y del amor por su tierra? Más allá de no hacer un juicio histórico con la mirada del presente, desde lo discursivo, desde la organización del relato parcializado con subjetividad española, ¿cómo no se notaba el trato diferenciado a situaciones similares? Aquel docente que utilizaba esta letra para enseñar a sus alumnos, ¿no cuestionaba el mensaje? ¿Lo notaría?
Más adelante, este apunte de “Conocimientos básicos” que habla de la “España civilizadora”, cuando comienza el relato sobre Pedro de Mendoza anuncia:


“Los portugueses se habían adueñado del Brasil y avanzaban hacia el sur, con el propósito de apoderarse de las orillas del río de la Plata.
El rey de España resolvió defenderlas, pero como sus ejércitos y recursos estaban comprometidos en otras empresas, concedió al caballero andaluz don Pedro de Mendoza el derecho de mandar en esa comarca, con el título de adelantado, y recibir una parte de las riquezas que encontrara, a cambio de correr él con los gastos y trabajos de una expedición.”


Volvemos a la idea inaugural con la que comienza la publicación de Astolfi y otros, ¿cómo puede suponerse que dos potencias europeas se opongan entre sí para tomar un territorio que no les pertenecía y no adjetivar como secuaz o invasor como se lo había hecho con los moros?
No es el juicio a los españoles ni portugueses lo que nos anima a esta duda sino el modo de contar la historia a quienes creen en el texto que están leyendo.
El mismo Astolfi en “Compendio de historia Argentina e Instrucción cívica” para quinto grado, también de Ed. Kapelusz pero de 1947 hace una enumeración se supone objetiva de los acontecimientos, introduciendo el tema de esta manera:

“Fines y resultados de la Conquista: El descubrimiento de América realizado por Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492, promovió un intenso movimiento hacia el nuevo continente, primero y principalmente por parte de España y luego por Inglaterra, Portugal, Francia y Holanda.”

Acostumbrados que estamos a la palabra “Descubrimiento” y a “Nuevo continente” ya se transformó la existencia del territorio en algo casi para estrenar y de uso para aquellos que lo apropiaron. Pero lo interesante del relato astolfiano no es la enumeración de los “fines y resultados”, tal como él los nombra, como una lista estática y objetiva sino la frase con la que termina.

“En resumen la conquista incorporó a la Civilización un continente estancado en una forma de cultura inferior de la que no hubiera podido salir por sus propios medios.”


En esta oración postulada como resumen se explica a un niño de quinto grado algo que los historiadores detestan que es hacer una proyección histórica con supuestos, por ejemplo que alguien aliente la idea de que José de San Martín podría haber sido peronista es algo inadmisible, supongo que lo habría sido para Astolfi también, pero aquí, en un manual, se hace pensar al niño que era una “cultura inferior” y que “no hubiera podido salir con por sus propios medios”.


Sin caer en la aseveración astolfiana a la que nos oponemos entendemos importante hacernos algunas preguntas: ¿Qué clase de lector se formaba cuando se le proponían contradicciones en el mismo texto y no se discutía sobre ellas? ¿La lectura del docente sería la misma que la del alumno u ocultaría el sentido parcial de la misma? ¿Habrá influido en la formación de los lectores que bebían de los medios masivos de comunicación las mismas contradicciones y nunca las cuestionaron? ¿Habrá formado parte esta dinámica de alguna política educativa que quería formar lectores que se enteraran y no lectores que cuestionaran?
Obviamente que la presentación de las preguntas también nos posiciona en algún lado que no tenemos intenciones de ocultar.
Los textos que acompañan esta nota no son más que el “Pasado en letras” que quedó como marca en los manuales y en los estudiantes.


Un breve repaso del recorrido de Pedro de Mendoza, primero relatado por uno de sus protagonistas, Ulrico Schmidl. Luego el relato en “España civilizadora”. Sobre este tema, la ínfima aparición de los Querandíes en un Manual Estrada para cuarto grado de 1953
La enumeración en el libro de historia de quinto grado de Astolfi. Y por último en “Conquista espiritual” (A. Iglesias, Historia de América, El libro no tiene fecha pero suponemos que 1940 a 1950) donde se habla de la bondad de un padre que “Para conseguir la libertad de los indios propuso que se introdujeran negros africanos, más fuertes y sufridos.”

Dejamos a nuestros lectores la búsqueda del presente iniciada en este “Pasado en letras”


Jorge Narducci

Para leer y bajar
Textos de Ulrico Schmidl, Viaje al Río de la plata, Tomado de Cervantes virtual (aquí se enlaza específicamente a los capítulos sobre la relación con los Querandíes)
Textos nombrados en la nota en su versión original (.pdf)
Textos nombrados en la nota Pasados en letras (.pdf)


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